Temo tenerte,
temo perderte
y temo, que ocurran ambas cosas a la vez,
aunque parezca imposible,
aunque los pájaros vuelvan siempre,
aunque las puertas estén abiertas,
como el aire, que mueve las hojas en septiembre.
Temo,
que después de veinte años de besos,
vengan veinte años secos,
por no saber rellenar, los agujeros del tiempo.
Temo que morir, sea estar muerto,
o eso parece ser,
desconozco, por el momento si es o no cierto.
Temo a la luz, si estamos a oscuras
y temo a la oscuridad, si todavía es de día.
Temo, si te han dejado de gustar los besos calientes,
si entras en el callejón de la melancolía
y cubres de plumas blancas,
los tratados de filosofía.
Temo a la verdad, si es divina,
y a lo divino si es mentira.
Temo a la vida, si tú no estás conmigo.
Y te temo a ti, si no hay vida sin ti.