rosamaritza

NOTAS DE VIDAS (raìces humanas, VII)

 

Esperanza entre tantas obligaciones, sin olvidar sus estudios,

cuida de 7 sobrinos, ya que por cosas del destino, su hermana

se ha divorciado, y a esta, tal situación la obliga a trabajar sin descanso,

por razones econòmicas que solventar.  Sus sobrinos ya se

encuentran en la adolescencia, entre varones y hembras.

Todas las tardes, el abuelo los lleva a sus respectivas

actividades deportivas, mientras la tìa Alfonsina, lleva a las niñas

a las clases de ballet. Por otra parte, la abuela Rosa se dedica por entero 

al invernadero, ya que con el tiempo se ha convertido en su lugar

preferido, ademàs de proporcionar buenos dividendos.

Entre tanto, un caballero muy elegante, la noche de cada sàbado

visitaba a Esperanza, ilusionado y enamorado, mas de una vez

le propuso matrimonio, y ella le contestaba, -  ahora no, tengo

obligaciones que atender, dejemos pasar algùn tiempo.

Con el tiempo, Esperanza se convirtió en una mujer exitosa

en su profesiòn, y rodeada del amor de aquel bello circulo familiar.

Aquel diciembre, celebraban fiestas:

- ¡Rosa!, exclama Alfonsina, nosotras nos encargaremos de

la preparación de las hallacas, y Melisa y Esperanza que se

hagan cargo del pavo y del pan de jàmon.

- Muy bien Alfonsina, y Octavio que se ocupe de envolver

los regalos.

- ¡Mamà!, grita Rosita, dile a mi hermano Alfonso, que deje

de molestar a mis novios, cada vez que alguìen se me acerca,

el se ocupa de alejarlo.

- Ya escuchaste a tu hermana, y tu mantènle a tu novio las manos

alejadas de ti, pues ayer lo vi bastante emocionado.

Ya todos estàn sentados frente al àrbol de navidad, todos hablan

sin parar, mientras Rosa en silencio, les observa, y piensa

cuanto a crecido la familia, Octavio le guiña un ojo, y disimuladamente

se alejan del lugar, tomados de la mano caminan hasta la terraza,

y Octavio dice: - Rosa, mira la luna,¿ recuerdas aquel dìa, que por vez

primera nos amamos bajo su resplandor, y aquel àrbol, que nos cobijo?

- Como olvidarlo amor mìo, si tu y yo somos el bulbo de esta hermosa raíz.

 

y la vida continua...