erase una vez la muerte,
que callada fue, tan sigilosa,
erase una vez la suerte,
la suerte que yo tuve de encontrate.
eras una vez tú cuerpo,
cuero de cuero en tí, tan encerrada,
y tú que me querías, consolada,
me alejé de ti porque quería.
erase una vez la muerte oscura,
la amenaza de crisis, acojonado,
succionado por tí, por tus entrañas,
que muerte tan hermosa entre tus piernas,
un paraíso al fin, una pasada.