Es inútil que busques algo con vida
entre las horas y las páginas cercanas
o en las melodías que salvaban al tiempo.
Es en vano. Todo te ha dejado como si hubieras
muerto y nada pudiera encontrarte en este mundo.
Los atesorados paisajes se han borrado. No quedan
amistades ni espejos que esperen ver tu rostro, se han
agotado las vísperas y los alegres encuentros con la
luna que era un sueño inmenso en el cielo.
Todo se lo ha llevado ella.
Tú desde aquí no existes.
Eres lo poco que ha quedado de su lado:
Un recuerdo borrándose con cada una de sus mañanas,
un negro atardecer en el entresueño de sus ojos.