Oh, soledad sombría
oh, soledad palpable
soledad del momento.
´Por tus codos lloré lo inevitable
y guardé mis lamentos
como credo loable
en mi pagoda fría
Por eso el corazón es indomable.
Ya regresa el gentío
y, en su propia pedrada
herida, sólo avanza
hacia la negra diosa idolatrada
que traspasa su lanza
de bronce inmaculada
hasta morir de frío,
y finge amores con su fe sagrada.
La noche se remece
al golpe de alfiler
que cayó en el oscuro
donde a veces escondo un triste ser.
Y así; en tanto procuro
en mis tinieblas ver
cómo el alma se mece
¡Aquí, en el mito libre del querer.
Mi valentía es menos
de la mitad de un grano
de fe, en un siglo tuerto,
y se holocausta dulcemente en vano
en olas de un Mar Muerto
que dormita lejano
en los violentos senos
que amamanta el vacío soberano.
¿Quién clava sus puñales
y, entre mi testa espinas?
sangra grave un madero
por dentro y por füera en noches finas.
Un yugo es agorero
y en mi seso rüinas
de afilados baales
que de esta soledad mis voces trinas.
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David John Morales Arriola