Sentado en mis rincones espero
Que aparezca tu mano tibia
Ha de pasar sobre estas tierras
Un desorden de niños dibujando
Ropas de obrero y sabor a pastel
Pues siempre que regreso a casa
Se que el trabajo es mi prisión.
Millones de pequeñas cosas
Delfines flotando en azulejos
Halo misterioso de músicas lejanas
Mientras me quedo afuera esperando
Que cada una de estas tardes
Seas tu quien vuelva a aparecer
Con tu horno para calentar los mares
Entre rachas de brisa estelar.
Hilos brillan entre tus manos
Pues tenemos el derecho a creer
Que nunca acabaremos
Porque no eres otra nube
Sino algo un tanto más ligero
Una huella dejada a ras del suelo
El día que te atreviste a bajar.
Viento celeste de otras latitudes
Por si un dia te decides marchar
Dime que no voltearas con rabia
Blancas aves anidan en nuestro hogar.