... y todo tan solo por dibujar el retorno de tu rostro
crucé las parvas hirvientes,
destruí nidos de pájaros
saludé a lo siniestro
me reconcilié con los malditos,
y cuando llegué
tu rostro ya había cambiado.
ya era otro.
tal vez tenga que soñarte nuevamente
pero sin pensar en mi piel.
cerremos el infierno
la fiebre no deja de ofrecerme decepciones
ya no creo en dioses ni en las preguntas de los tigres
ni en tu imagen bañándose en las aguas celestes de algún templo.
el fallido nudo del amor
me desgasta como el miedo
a un hechizo de sombra.
G.C.
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