Si en las guerras en nombre de la paz
remplazaran las armas por amor,
verían que al poder de su fragor,
cae rendido el hombre contumaz.
Si hablaran las prisiones de alcatraz,
de cuanto alimentaron el rencor,
la falta de perdón y el desamor,
del problema veríamos su faz.
¿Por qué insistir en no ver la salida?,
¿por qué en vez de quitar no restituyen?,
¿por qué fomentan muertes y no vida?
Si a nuestro corazón se le atribuyen,
ternura y compasión que dan la vida:
¿por qué confiar en armas que destruyen?.