Aquí sigo… y no salgo de pensar en ti, peruana;
debí creerte cuando me dijiste: con cuidado,
pero mi corazón es de Poeta y enamorado
quiso en su intento asegurar su mañana.
Sabía que era malo acelerarse y en sus ganas
falló en sus conversaciones, en lo que hubo intentado
porque sintió algo que lo puso indignado
que desistió de ir a las tierras peruanas.
Ahora desde acá, desde mi tierrita panameña
tan triste estoy que en sus dos costas me encuentro
así redoblan las olas los golpes de lo que siento
y las brisas traen tus Poesías mi adorada limeña.
Lamentos en melancolía acá en mi tierra istmeña
ahogan el alma por la esperanza de un cuento
que jamás pasó de eso, pero no se lo llevó el viento
porque conmigo sigue este amor del que Tú eres su dueña.
Y no sé, si en la locura de estas costas y su clima
de amor tan necio, testarudo, que loco se va de más,
quien sabe y en un arranque compré aquí en Panamá
un boleto impulsivo… con vuelo directo a Lima…
A.Maestre