RICARDO ALVAREZ

1 -   BORDANDO MIS LABIOS 2-UNA NUEVA FLOR

 

 

    1-         

 

Me embaucan

los cristales del espejo

con trisadas imágenes

que aún recuerdo.

Recónditos estrechos

donde el amor vivía en mis manos.

Blandos arrecifes golpeaban tu sangre

con mi sangre.

La ruda tempestad oceánica

abría tinieblas que aclaraban con tu nombre.

Dulce primavera en destello,

en el curso de azules estrellas

la noche tiene la sencillez

resoluta de la ternura.

 

Cuantos labios transitaron

antes de tus labios,

se minimizaron perfumando mi boca,

más no sembraron señal alguna

que trepe tu aroma a frescas margaritas.

Pétreas decisiones al golpe del martillo,

en el desvarío del camino 

la resurrección de tu huella

en este cuerpo clandestino,

donde estelas de fuego trae la recia tarde

bordando mis labios con hilo de tu estambre.

 

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2 - UNA NUEVA FLOR  

 

Salía de un inmenso y lúgubre cemento

de nombre hospital/

Había transitado el signo del coma,

mi cuerpo como descapotada calesa

entre los metales de una móvil silla

de  cuatro ruedas avejentadas

bajando el mosaico del umbral/

Entonces creía que el cariño de la mano

había sepultado su rencor.

 

Quise narrarle a tus dobles oídos

el dolor de mis prados en la espalda,

el retumbar de mi mente estrellada,

el aguijón que en mis pies hizo morada,

el cielo del blanco yeso

y mi vigilia de cama anclada/

 

Sin mas espera que tu llegada me pregunté?...

¿Vendré aquí en regreso a renovar

el sentido del antifaz de la muerte conocida?

¿Del otro lado de la reja

estarán sus pies de raíces iluminadas?

 

Obtuve la paciencia del atrasado reloj

pero mi latido sonaba a muelle abandonado/

Fue entonces que te bajé de la colosal montaña azul

y regresé tu estatua de trapo

al inestable mosaico de los mortales/

Fuiste llama que encendía mis hogares,

pero entre los fuertes vientos me arrojaste

como un pabilo de cera apagado/

Olvidé tus dos copas de frente.

Olvidé tu palabra con semblante y

Olvidé el deleite de tu ojo encontrado/

 

El tiempo trajo su nueva suplencia

en un rumor de súbito paso,

una azarosa emergencia de encuentro/

¡Una flor!...

Una flor que no se partía contra mis muros

ni olía a tus jardines olvidados/

Una flor que mi mundo ignoraba/

Un nombre que tu voz desconocía/

Venia de lejos...

De…..

Nunca pregunté su origen de alhelíes

ni su rumbo de esparcida violeta/

 

Le conté a un solo oído mi fractura encolumnada,

ella estableció en su cuello

la flexible sonrisa del girasol y

apoyó su verde cabeza de espiga acariciada/

 

Yo estaba erguido de aspecto

como maizales rectos elaborando su fruto,

mi interior llevaba la maca de la uva maltratada/

Era el canto tísico de la sustancia sajada

cubierto de parches pelosos sin sonido/

Ella traía sus propios golpes

con música a flamenco llorado

y los nuevos hilos negros

en su pelo a clavel de odio olvidado/

En sus manos azules traía la marea compartida,

su uña fuerte partía la calada manzana

y en un infinitivo sin despedida

estableció sus potencias en mi corazón aliviado/

 

 

 

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