Presintiendo lo que un día ha de pasar
he decidido congelar el tiempo,
para ello ya he pensado en un invento,
un arcón de esos de los de congelar,
lo llenaré hasta los topes sin cesar
echando fuera el viento.
Sin dilación he de empezar hoy mismo
con mimo a recogerlo y a meterlo,
ascos no haré si alguno es de estraperlo,
no importa si me acusan de cinismo
y aún menos si lo hicieran de egoísmo
que no pienso venderlo.
Pues que un día se nos tiene que acabar
mejor ser previsor que luego hambriento,
de nada servirá ya algún lamento,
nuestras lágrimas son artes de matar
al mismo que nos tiene que ayudar
o hacer de él pasatiempo.
Uso sólo he de hacer en el momento
en que a punto me encuentre de expirar,
entonces procederé a descongelar.
Como habréis observado esto es un cuento
quizás de humor o más bien tal vez cruento
que invita a imaginar.
©donaciano bueno.