Sé que hice mal...
en haberte gritado.
Te pido me disculpes.
No ha sido mi intención.
Pero me conoces,
cuando algo me cae mal,
en nuestro diálogo,
me sale la voz elevada...
No es por enojo.
Sino simplemente que soy así.
Espero esto no sea motivo
para que no me dirijas la palabra.
Siempre hemos solucionado
nuestras distintas maneras de pensar.
Hagamos las paces, como siempre.
Me voy acercando despacio, despacito...
y...voy besarte.
Cerremos ambos los ojos.
Y entonces, terminemos en un beso...
Derechos de autor (Hugo Emilio Ocanto - 10/10/2015)