Jamàs dudes bella dama de un poema que te escriba un hombre embriagado del amor,
no des por mero viento huracanado lo que es del corazòn,
pues asì como el ojo parpadea tambièn el alma no cesa de dar sus aires y sus cielos ,
a quien bien sueñe volar,
al igual los suspiros de un poeta,
tan cortos y profundos,
como gotas en el mar que nunca duermen.