¿Eran las legiones de lirios?
O todo su cielo y ungidas estrellas
las que llenaban de vida mi tiempo,
sabiéndose dueña de una eterna noche.
Son sus rosas en mi alma,
los versos que nunca secan
el maná de sueños;
que de su melodía inspira mi esperanza.
es la infinidad de su nevada estirpe
la de un tulipán vuelto sol
cuando en el inicio de la vida
su nombre fue creado en azucenas.
Entre las diademas opacas recelosas
A la epifanía muy hermosa que existió.
Y el mar endulzó, cantando el arrullo
en un vaivén, caricia, de su mano mi mundo
y fue la duna, la silueta de su cuerpo en la arena
Que el cielo de noche trae su rostro.