Quisiera percibir cada estación
donde acude la vida
distanciado de lágrimas escritas
-entre pasos de olvido-
en el camino que conduce
a ese “ningún lugar”
de otra frontera.
Ansío ver descansar
la mirada que viaja desde niño
junto a los árboles eternos
del crepúsculo
y alejarme de la línea del agua
que sobrenada en mi memoria.
Pero sé que la memoria
es lo que soy
y he sido,
las lluvias nítidas de otros otoños
que ciñeron mi corazón de grises cielos
y el susurro entre las hojas muertas
de un embrionario sueño
que me habita.
Demasiado a menudo
me nutro
de esta sílabas secretas
y sobrevivo.
Carlos.