Tiñendo los cabellos de las montañas,
de colores rojos, naranjas, amarillos...
Llegas, lento, cabalgando los árboles,
mas con los días tu presencia aumenta rápido
a la vez que tu afán por conquistar prados,
bosques, haciéndote notar en todo ser vivo.
Flotan en el aire las hojas que descienden
imparables atravesadas por tu espada,
mecidas por el suave viento que acaricia
las mejillas de mi sol, para mi un hada,
acaban amontonadas en las montañas
de mis penas, lloran en silencio a mi amada.
Porque la necesito,
como la luna necesita al sol para brillar,
porque la busco loco con mi mente,
y la persigo cuerdo y con angustia
a través de mis recuerdos como el sol
la luna a través de los días.