Si algún día te preguntas por mí,
entre sollozos y suspiros te diré que morí;
Morí a las flores
y a los besos bajo la lluvia,
a las margaritas y al café en las mañanas
con olor a pasión tibia.
Me olvidé de los colores
y me refugié en el manto blanco
de las plumas y el papel.
Regalé mi rostro al viento
y mi sonrisa a las rosas secas en tu basura.
Probé la amargura de las sábanas solitarias
impregnadas con tu esencia,
te maldije mil veces, a ti
y a tus ojos soñadores
sorbiéndo tu rostro
entre humo y copas de vino.