Levanté la vista una tarde
mirando hacia las alturas
y la frente aún me arde
casi fue mi sepultura
Cayó de pronto una teja
que me impactó en la cabeza
siete puntos en la brecha
por culpa de una torpeza
Una vez restablécido
subí para pedir cuentas
y salí muy complacido
por la mujer tan atenta
Ni tiempo para abrir la boca
con un beso la táponaba
mi alma se volvió loca
y a ella la encájonaba
Ahora vuelvo cada tarde
vuelvo a pedirle cuentas
y ella hace buen alarde
con su cariño en mi boca