JHeitinga

Noche

 

Extendíase ya la negra tela

engullendo el resquicio de claridad

que desaparecía en la oscuridad

de aquel reino efímero que congela

el día y derrite todas sus luces.

Por la senda del sueño te conduce.

 

Viene ya Hipnos para llevarte con él

a su palacio en la profunda cueva,

donde el rayo de sol jamás llega

y menos aún osa tocar su piel.

 

Caen tus párpados por el peso de

los pensamientos, que de ellos colgados

sentábanse en el filo, enamorados

de la Luna y su brillante luz, porque 

a las sombras desnuda con su fulgor,

e incluso en la más densa negrura

ilumina vuestra cara con primor,

y así puedo admirar vuestra hermosura.