La catarata de sentimiento
que cimbró al amarte
se evaporizó al diluvio
de la desventura.
Presagio de copiosa tormenta
disecó la pasión de naufragar
sobre una misma ola.
Bebía a sorbos uva de tus labios
y ahora me ciernen desalentadas amapolas
Percibo estruendos penetrantes
transitando mi piel torrentes del ocaso.
En este espiral de lágrimas
eres un cascabel de vibrar lánguido,
de cuerda s sin colores y pinceladas afónicas,
de nácar en ridícula estructura flotante.
Voluptuoso cuerpo sin alma,
no exhales por la boca
ecos de tierna enamorada.
Visité tu sueño en una noche desconcertante,
más extensa y grande que las navajas
que a la adversidad del sentimiento hincaste.
Piedras, truenos y cirios de filo estridente,
a secas dentelladas escarbé los juncos hasta encontrarte
y no fue difícil desmantelar tus caretas.
Tal vez llegó el momento de cambiar esta vida desatenta,
guardar mi pena garza y en suspiro de vida levantarme
a sepultar orquídeas de tu maquillaje, muñeca atolondrada,
y en la blancura de otra piel de tu limadura desempolvarme.
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Poemas de ricardo [email protected]