La noche más triste, se desgarra las bóreas
del frío; como el hálito parco de la muerte del cal
va mofándose ciega en su hábito sepulcral,
pena de mujer, pena náyade, déjame detrás.
¡Muere ya corazón! Y no cantes responsos de olvido:
Cerberos, llantos que abortan desvelos
huérfanos de un muerto Edén prometido.
Mi corazón es triste, apartado y lejano; llueve
en el negruras lúgubres de espanto,
basiliscos venenosos suben por mis venas
¡no! corazón...Ya basta, silencia tu canto.
Muere ya corazón, un dios tal vez me maldice,
¡Muere ya corazón!
en mi pena. Orfeo va llorando a Eurídice.
Corazón muere!
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David Morales Arriola