Inmune a la fábula del cálculo
el leopardo ha huido de nuestras armas
quiebra algunas ramas
ante la insistencia sensual de los acacios
No es por nosotros su forzada carrera
Allá a un costado vidrioso
que descorazona nuestros sabuesos
él esperará inalterable la luna
Presintiendo ansiedades que aman de las sombras
surgirá su terrible hermosura
en todos los flancos de la muerte
como un anillo flotando
en la desmedida geometría del silencio
y así nos hará
víctimas inevitables de su encanto.