Era un sábado por la tarde,
tu te ibas a casar, eras la
novia más bonita que yo
vi jamás
El novio estaba esperándote
en el altar. Os vi a los dos
radiantes de felicidad. Yo estaba
en la iglesia por casualidad pues
iba a hacer una visita y me quedé
hasta el final. Siempre me gustó
ver personas felices y no perdí la
oportunidad. Ellos a mi no me
conocen, quizá nunca me conocerán
pero yo era feliz deseándoles
toda clase de amor y felicidad.
Que no se separen nunca, que
críen para bien los hijos que Dios
les quiera dar. Que vivan una vida
juntos y que nunca les falte lo primordial.