Mili decidió ausentarse por unos días de su lugar favorito, trató de enfocarse en nuevos proyectos y así de esa manera olvidar esos extraños acontecimientos que su imaginación le estaba jugando. Pero esos días se convirtieron en años, Mili se transformó en una dama callada y solitaria, el recuerdo de aquella música y las rosas marchitas la perturban de vez en cuando, hasta que un día se dirigió nuevamente a aquel sitio. Se sorprendió al ver que al lado de la banca donde solía leer sus poesías favoritas alguien había dejado un cuaderno, el cual estaba cubierto con las enredaderas que habían inundado el lugar. Lo limpió y al abrirlo encontró algunos versos escritos a mano con la fecha en que habían sido plasmados en aquellas hojas amarillentas y salpicadas por gotas de lluvia.
Eres…
fragancia que me atrapa
color que me ilumina,
esperanza que palpita
en mi corazón de poeta
¿Quién podrá ser?-Mili se preguntaba- y trataba de buscar en los rincones de su memoria la imagen de alguien que pudiera estar detrás de todo ello, que a un principio parecía un juego de su imaginación. No lograba recordar momentos en los cuales alguno de sus compañeros de estudio se hubiese acerca a ella con intención de enamorarla, ella vivía demasiado ensimismada con sus fantasías. Todo giraba alrededor de la poesía y de los poetas de épocas pasadas…