II
Del laurel cae una gota cristalina
mojando los narcisos y amapolas
trae el azul del cielo, es perla marina
que ilumina al lago y quietas olas.
Viene Apolo y sus rayos aglutina;
el labriego en veredas caracolas
iniciando la faena matutina
a chozas y mujeres deja solas.
El acampo anuncia donosura,
en sus faldas el monte reverdece
por el rocío que baña su llanura.
Deja ver su ancestro, cuando amanece
alfombra el glauco prado, su postura,
su espejo de cristales crece, crece.
Rafael Mérida Cruz-Lascano