Pudiste ser artista, hombre de ciencia,
filósofo o político sagaz,
y elegiste ser todo, y lo demás
que eres te lo ha dado la experiencia.
Deambulas con armónica cadencia
los límites del cielo y del infierno
sin pretender el nimbo ni los cuernos;
gozando, al fin, de toda tu existencia.
Otrora Bersaglieri, en tu memoria
las heroicas jornadas de Albanía,
y la época en que Italia resistía
con Lupo, el partisano, ya en su historia.
Entre aristócrata, y acaso campesino,
de la nobleza de tu sangre impérica
que vino a conquistar a toda América
y echó simiente de tu suelo latino
yo soy rama de tu árbol, y merezco
ser llamado heredero de tu gloria,
por ser raíz y fruto de tu historia.
Por eso, padre, tanto te agradezco
lo que ahora yo soy y lo que fuiste
pues son dos partes de ese mismo todo
que yo lego a mis hijos de igual modo.
La herencia que yo dejo y vos hiciste.