Alexander Vortice

YO SOY EL ENEMIGO (II)

Me mató mi orgullo

y me resucitó la arrogancia.

Métete tus argumentos

donde te quepan

y escúpete lejos de mí.

Mi delirio no es pasajera,

mi demencia no me molesta,

es un escudo espartano,

una mueca de payaso homicida,

un escombro que te hace daño

si lo tocas a medianoche, con ira.

 

Me mataron los aplausos

–no necesito saber

si los que aplauden son embusteros

con tiña que huele a arroz.

 

Me mató mi orgullo

y me resurgió la dignidad

de ser yo mismo.