¿Qué envidias? Le preguntó
al águila la cometa,
¿acaso el hilo que me sujeta?.
¿ Sientes celos de la belleza?
dijo el escarabajo a la oruga
que a brillantes mariposas
miraba con estupor.
Boquiabierto el jilguerillo
escuchaba el agradable sonido
de las pálidas flautas,
sin darse cuenta que su canto
era mil veces mejor.
Así pasa con los hombres
que se gastan la vida
queriendo competir
con insignificantes criaturas,
siendo ellos mismos
los que se limitan,
sin descubrir nunca
su gran valor interior.
MAVEL