Yo soñaba que tenía
en mis ojos una llama
y entre tanto de la cama
en el sueño me caía.
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Soñar no basta para hacer la vida bella,
ni siquiera con disfrutar, con eso basta,
ni volar tampoco creyéndose una estrella
o con tozudez aplicarse a la botella
ni con firmeza asirse de un toro a su asta.
Mas ya que soñar saludable es y gratuito
salpiquémonos de poemas a raudales,
en los abruptos pedregales de granito,
donde hay quien dice que dios dió su último grito,
en las limpias aguas e inmensos manantiales.
Cantemos y brindemos que la vida es breve
viendo que a nuestro alrededor todo es bonito,
como es un vaso de buen vino que se bebe,
el cuerpo bello de una amante que se embebe,
la emoción del verso que nace aún no escrito.
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¡Qué tarde se hace la tarde
que largo se hace el camino
qué pertinaz el destino
y la pena qué cobarde!.
©donaciano bueno