Donaciano Bueno

Una torre sin cimientos

Yo cuento aquí mis cuitas como el chopo

suspira cuando mira al campanario,

las voces que recitan el rosario,

la nieve que regando va su copo,

el olmo centenario.

 

Al igual me comporto como el loco

que le roba las notas a un flautista,

el baile que a bailar sale a la pista,

de la nariz el niño extrae un moco

en un gesto intimista.

 

Y pienso igual que al que le sabe a poco

un bistec y una jarra de cerveza,

la gracia de la mente, su destreza,

la sombra que se alarga y que no toco

o un gesto de torpeza.

 

Y vivo ¿cómo vivo? en un sofoco

desde acá para allá siempre a la vista,

intentando ser bueno y altruista

y avanzo, retrocedo y luego enroco,

de este mundo un turista.

 

Y aunque no lo persigo, sé provoco

constantes y distintos aspavientos,

soplen buenos o soplen malos vientos,

a veces creo, acierto y me equivoco,

soy torre sin cimientos.

©donaciano bueno