Quehaceres sensitivos
Beso tu boca
delicado y trémulo como el picaflor,
porque sé que nadie toca
ni te dice amor.
Veo tus ojos endrinos
tan preciosos y brillantes,
por ellos voy contando a los caminos
que tienes el embrujo de los dioses de antes.
Hago de tus cabellos negros
el bálsamo de sombras que tonifica tu espalda,
y mezclando en su quietud hojas de enebros,
el viento hace una giralda.
Bebo de tus manos suaves
un secreto brebaje de candor;
ellas parecen hélices de viajeras aves
rozando mi sino y mi dolor.
Escucho la risa
de tu oración forjada,
percibo la brisa
que nace en el mar de tu boca rosada.
Autor: Darío Alvarez
País: Ecuador