ANA MARÍA MANCEDA

RECUERDO A MI MADRE. ANA MARÍA MANCEDA

Sentada, con su bastón, el cuerpo doblado

la cabeza enhiesta,

con todo el orgullo que arrastró en su vida.

Vivió como pudo

con dos mil espadas, como un Quijote

enfrentándose  a los Molinos de Viento.

Su alcurnia, sus antepasados, su historia

de clase

no podrían lastimar a sus hijos.   

Erró dos mil veces el ataque

pero siempre estoica

y yo, desde lejos en espacio y tiempo

la admiro.

Sus hijos sufrieron las derrotas

pero su descendencia brilla erguida

por una luz quizás muy explicable.

Recuerdo a mi madre,

su cuerpo doblado,

el bastón apoyando su misterio

y su cabeza erguida

llevando como bandera victoriosa

todos sus anhelos.

Aquí estoy ahora, yo también

sentada y dolida

evocando a los seres que amo

y pienso

¡Qué triunfo el de ella!

Le ganó a la vida

a las batallas perdidas

al llanto que no pudo gritar

a las injusticias de su tiempo.

Sus nietos van sembrando infinitos

campos de ilusiones, sin espadas.

Sus nietos son su cabeza erguida.***