Marce lino pan y vino

ESA CALLE MIA DONDE CRECI

Aquella calle,

pavimentada en piedra,

de piedras negras,

redondas y lisas,

todo estaba conformado con una belleza

no había nada igual,

la acera desgastada pero completa,

del mismo color,

hecha de piedra,

limpiecita sin hierbas,

como si la hubiesen barrido anoche,

amanecían siempre limpias,

recuerdo que siempre la veía desde arriba,

de aquella ventana blanca por dentro

y tapasol verde por fuera,

encerrado en el piso de arriba,

veía como los demás niños del vecindario,

y muchos se burlaban de mí

porque no podía salir,

o porque estaba encerrado todo el día.

Esa calle donde crecí,

donde las casas todas estaban pegadas una con otra

paredes blancas y puertas color marrón,

un castaño como de caoba,

y un batiente de hierro para llamar,

como también la caja de correos

incrustada en el medio de la puerta,

ventana verdes y te tejas rojas.

Nunca la había visto de este perfil,

solo tenía acceso a este pedazo de calle,

y un pedacito de cielo

que durante el día

muchas veces pasaba como adorando el sol,

imaginando historias de ángeles

que algún día voy a contar,

ángeles bailando encima de las nubes

y cantando bajo el sol.