Busqué en la oscura y aburrida noche de mi vida
una luz, un verso que disipara la monotonía,
esperé con el alma enamorada de una ilusión
creyendo en mi ignorancia que eso era el amor.
Cada noche con el alma arrobada pedía a Dios
el milagro: encontrar la paz, esa era mi oración.
De pronto de la nada: apareciste tú, un sonido,
las teclas del sentimiento, mi dulce canción.
El amor que vi en tus ojos, mi velo destruyó
y como relámpago iluminó la verdad escondida:
¡Tanto tiempo equivocada, lo que había sentido
no era amor!.
¡Me enseñaste tantas cosas!
con caricias delicadas despertaste mi pasión
curaste mis heridas, alejaste la monotonía,
¡descubriste el alma mía, y de nuevo salió el sol!.
Desde entonces, hace tanto ya... aprendí,
que solo tú, y nadie sino tú estabas en mí,
amor que deseo permanezca en crecimiento
hasta el final de los tiempos.
MAVEL.