Llovía en esa tarde gris de otoño,
las gotas de agua semejaban lágrimas
de tristeza resbalando por la cara de un niño,
surcando de tiznotes su mejilla .
Llovía delicadamente, con miedo a hacer daño a las flores de primavera,
que abren los pétalos para coger al aíre una gota con que lavarse.
Llovía con intensidad, el arroyo recoge el agua que la tierra no absorbe,
en su lomo lo acuna cauce abajo para que no llore,
dejando alegría en su largo caminar hasta la orilla del mar,
donde en lagrimas saladas se convertirá.
Llovía en esa tarde gris de otoño,
el constante golpeteo de las gotas de lluvia se convertía
una sonatina de Verdi,
ofreciendo un concierto de suave y relajante melodía.
Llovía poesía, en gotas de dulce inspiración,
creada por la musa del amor en ti reflejada.