Hay días donde uno vuelve a ser pequeño como un segundo; frágil cual hoja del árbol quieto; pétalo suspendido del tallo lánguido y doblado por los vientos.
Hay días, como hoy, que escribo cuando crees que no te pienso...
Cuando sientes que la noche te encierra... O cuando suavemente el amor se te parece a la ausencia...
Algunos días en mis letras podrían hallarse palabras agudas como lanzas derechas al corazón... o palabras llanas, que bien ser podrían cual verdad que te apresa en su cárcel; y aun siempre en esos días abundan las palabras esdrújulas, esas que atan aún más fuerte... abrázame... ámame... acaríciame...
¡Todas ellas las siento!... las barrunto, las percibo y aprecio, pues sé eres el sentimiento que brotó un día para vivir conmigo; la batalla de noches sin tregua; el ser en ti; la única conjunción posible de vida...
¿Por qué crees amor que la incapacidad de controlar las emociones nos hace mas humanos y sorprendentemente bellos?... Es sólo porque sin preguntarnos sobre ello, ¡sentimos que vivimos!,... sabemos que las razones encuentran nuestros besos pues ya de antemano las caricias están dentro...
Es porque en tus ojos hay un silencio que habla... En los míos una tempestad sin viento... En tu pelo dos amantes enmarañados... En mis labios el deseo de tenerte entre mis brazos...
Por tanto apremio y deseo con todo mi ser a que solicites el calor de mi piel... para que con el rítmico arrullo de tu respiración junto a la protectora ternura de mis brazos, instaures, sepas y sientas
EL CENTRO DE MI CORAZÓN.
Autor. SSM- 09-07-2015.