Aquél bar de mi barrio
que atesoraba en su seno,
un coro de duendes
bohemios y algo más,
esperaba con ansias
a la rante patota,
sedientas sus almas
de...felicidad.
Caían muy cansados
de pelear con la vida,
y ansiosos buscaban
sus cuitas ahogar,
con un par de copas
y quemando puchos,
mitigando ese hambre
de amor...y amistad.
El lugar brillaba
con luces de estrellas,
en la calle nostalgia
casi esquina ilusión,
yo siempre apostando
que en unas de esas,
encontraría a ROSITA
vieja página...de amor.
En una de sus mesas
Mantelito a cuadros,
Mis primeros versos
Un día escribí,
Y soñando siempre
Que del cielo bajaba,
Una diosa rubia
Y me elegía…a mi.
Era una alegría
Ver venir la barra,
Ruidosa y contenta
Entrar en el bar,
Recreando vivencias
Romances y penas,
Y si estábamos juntos
No había…soledad.
Después como marea
Que busca otra playa,
Sentí que me alejaba
De ese mi lugar.
Pasaron muchos años
Hoy es otro tiempo,
Pero a ese bar humilde
No voy…a olvidar.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)