Se hace pequeñín el mar
para enjuagarse la boca
después de una noche loca
de borrachera en el bar.
Amanece la garganta
como lija del ochenta
pues de copas -ni se cuenta-
¡te gusta si te ataranta!
Con amigos, la cantina
es extensión de la casa,
risas, bromas -pura guasa!
allí, la vida es cretina.
La consecuencia llega hoy
cuando de nada te acuerdas,
-que tomaste si concuerdas-
pero preguntas ¿don toy?
No te acuerdas donde estás
pero si que amaneciste
más no de lo que viviste
como borrachín nomás.
Luego la cura moral
de no saber que pasó,
pues todo se te nubló
bebiendo en ese local.
Y del dinero ni hablar
el licor es influyente,
de normal a prepotente,
siempre quieres pelear.
Pero hoy hay que trabajar
¡y mírate en el espejo!
si, te mirarás más viejo
¡y de nuevo a comenzar!
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN. MÉXICO, Oct.16/15