Como gaviota abro mis alas,
para volar, Y de pronto,
las olas me dicen, ¡hola, que tal!
Y se envuelven en una estola de cristal,
Bajo el cielo azul vitral...
Sopla el viento,
y la brisa del mar,
Roza mi cara, y su belleza peculiar,
Embriaga mi conciencia,
Ya no me deja, ni tan siquiera pensar...
Solo digo, ¡Nada es tan mío,
Como lo es el mar, cuando lo miro!
Él es mi amigo, y me sabe,
Escucha atentamente,
Todos mis suspirar...
Chispa el sol que guiña un ojo,
Abrazando mi piel,
Dejando un color mil,
Que desvela mi andar,
Que halaba mi despertar,
Por todo lo ancho del mar...