Recuerdo la sonrisa que trazaste,
la sonrisa que invitaba al salto aquél,
el salto que nunca logré
y arrepiento no haber dado.
Recuerdo los polos y sus debidas
oposiciones, cielo, mar, oro y bronce.
Recuerdo su ausencia, todos los
hombres y mujeres recuerdan
esa ausencia.
No es fácil, no para ellos,
lo es para el recuerdo y para ella.
Pero es bello y es debido,
no se evade.
Sonreímos, no importa el abismo,
¡Qué muera la fosa! Llamamos
a esta inmensa estrella, no destella luz,
pero sí, lo bueno de no estar
en la oscuridad.
Apenas si se mueve me dijeron.
No, danza y expira
lo que la estrella
no pudo.