Coincidiendo en la arrogancia de mi egoísmo
absorbiendo solo lo que quiero y no necesito
placer en el allá y en lo que vendrá
cantando hilaridad, explotando a perpetuidad
tomando la diferencia consciente de lo inconsciente
transformando el objetivo en atacante subversivo
yuxtaposición a contratiempo del sismo de mi cabeza
hueca, llena de fresas corruptas
que no van en consonancia con mi ignorancia
que me mueven y me aplacan sin perseguido fin.
Asco etéreo de lo que me rodea
y vuelvo al sueño de no ver lo que veo
a ser feliz en la ceguera de otra vida,
aquella otra tan distinta de la mía
donde no vivo sino que estoy
donde no siento sino que voy
nada, triste nada.