Me preguntan para quién
escribo tantas canciones
empapadas de emociones.
Seguro no para mi.
Me alcanza quedarme asi;
me abrigo en mis ilusiones.
Con un silencio ya estoy
contento con lo que escucho.
Ya ves: no preciso mucho.
Con nada se llena mi alma.
Busco el cielo, el sol, la calma;
y contra el viento no lucho.
Porque el viento nada es,
solo es aire en movimiento;
y es mejor no hacer intentos
de frenar su discurrir.
Si a algún lado quiero ir
me lleva su vuelo lento.
Mis canciones son, entonces,
las velas de un barco izadas
navegando hacia la nada.
Barriletes de este niño,
remontados con cariño
en una noche estrellada.
Que me lleven mis canciones
por un mar de melodías.
Que un cielo de fantasías
me reciba entre sus brazos.
Mi destino es ese abrazo
que hoy añora el alma mía.