Bienaventurado sea tu honor
Oh, madre querida,
sublime y honda de luz,
hermosa y lirica historia,
pincelada con virtud,
enalteces nuestras vidas,
con tu regia excelsitud.
Entre odas y rimas,
brillan como tú,
la luna y el sol,
pues es tu gratitud,
la Gloria de Dios,
en la plenitud
de tu fe y pasión.
Madre querida,
fanfarrias angelicales
y salmos de Dios,
suenan y cantan,
bienaventurado
sea tu honor,
el que nos diste siempre
con tu esplendor.