Me reprocho a mí mismo
no haber tenido un caballo
que me lleve por los montes
cual un hombre, cual un rayo.
Me reprocho a mí mismo
no haber tenido un sueño
que me mueva en esta vida
a la pasión y al empeño.
Me reprocho a mí mismo
no haber tenido un camino
encontrado a buen tiempo
que me lleve a mi destino.
Me reprocho a mí mismo
no haber entendido al hombre
ese ser tan extraño y turbio
nada hay que de él me asombre.
Me reprocho a mí mismo
no haber tenido un amigo
pues a todos los perdí
como quien pierde un abrigo.
Tantas cosas me reprocho
que acabar no podré jamás
me despido por esta vez
saludando al nunca más.