La rosa de sus labios
zaherían la tarde
de lirio tibio...
y herido en sus heridas
la tarde moría
muy dulcemente...
y en su delirio,
y en crepúsculos de arena
malversados de caricia
y en sus espinos...
la noche moría atravesada
malversada de rosa glauca
y labio herido...
¡Oh campos de rosa herida
que yacéis silentes
en las procelosas aguas
de mis latidos...
e hiriendo...
zaherís la tarde muy lentamente...
despeñando mis lacerados labios
en campos de malvarosa...
y labio frío!.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.