A destiempo... hice un altar en mi pecho
allí dejé una vela encendida
y con su luz verte llenar mi vida
con pasión intensa llegar al lecho.
Pero sin agua murió el helecho
entonces la selva quedó derruida
irremediable fue la despedida
la tristeza trajo hacia mi el despecho
cuando la vela del altar apaga
ya la fe no llega para salvarnos
se clava fuerte en el alma una daga.
El frío del sur vino a congelarnos
no hay oración fiel que la historia deshaga
su soplo llegó para separarnos.