Qué difícil expresar mis sentimientos
cuando ahueca la razón a mi esperanza;
más sencillo es transcribir mis pensamientos
y poner en todos ellos mi confianza.
Fácil es entonces exponerte mis razones
y pensar en un amor correspondido;
obtendría fácilmente treinta soluciones
para dar por rescatado lo perdido.
Pero existe un justo medio no ignorable,
que establece un equilibrio necesario;
soslayarlo ya es, por mucho, censurable
y sería yo nuevamente un solitario:
debo darle a la razón lo razonable
y marcarle al corazón su itinerario.