Alfonso J. Rodríguez M.

MI AMIGO EL RECUERDO

 

 

MI AMIGO EL RECUERDO

                   

¡Ah! Compañero y amigo recuerdo

de adolescentes y agitadas horas

cuando las arpas envolvían sonoras

nuestros sentidos y nuestros anhelos,

eran las horas de volar bien lejos

en los hercúleos gigantes y fríos,

apertrechados de valor y empeño

Colombia, Quito y a México fuimos,

como la “Orquesta Juvenil” viajamos

hasta el confín de una tierra lejana

donde la nieve se guarda temprana

porque son tiempos de fresco verano,

era la Escocia del setenta y cinco

donde estuvimos casi un mes completo

y luego Londres con su viejo metro

nos dio un abrazo desde un monumento

con sus cuatro torres, un reloj y un sitio

que nos cuenta historias “ Picadilly Centro”

                      

Te acuerdas en Venecia fascinante

del Gran Canal y la Plaza San Marco

y aquellas góndolas que eran fiel retrato

de la Comedia Divina del Dante,

de Maquiavelus su tumba resalta

entre las obras de arte veneciano

arquitecturas de piedra en el agua,

hermosas islas Butano y Murano,

allí dejamos de Tolstoy un cuento

para alejarnos hacia otros confines

pronto llegamos a tierra mas firme

y nos nutrimos de aquel “Ponte Vecchio”

si yo pudiera llevarme un pedazo

lo plasmaría como hizo Leonardo

pues en el fondo de “Gioconda” el Arno

nos luce impetuoso bañando sus brazos,

allá está el David y la “Piazza del Duomo”

con las Capillas de Uffizi y de Médici

son las reliquias que guardan la gloria

de una ciudad renaciente de historia.

                        

A la estación de aquellos ferroviarios

fuimos en fila como en el colegio

hacia otros rumbos ya nos llevarían

en unas diez horas de viaje directo,

adiós Florencia, nos vamos a Roma

otra ciudad de la Italia del arte

para encontrarnos con el Vaticano

y la Sixtina que uso Miguel Angel,

al otro lado las ruinas de un templo

donde adoraban a dioses paganos

y el gran Coliseo que es un monumento

a los sacrificios del hombre cristiano,

se deja ver en “Fontana di Trevi”

como el ingenio se adueñó del mármol

para decirnos que el hombre es muy breve

pero que sus obras son de gran tamaño.

                      

Nos acercamos al monte de Siena

a conocer los comienzos de Roma

vimos la estatua de aquella gran loba

amamantando a su Rómulo y Remo,

una ciudad antigua y con murallas,

inmensa torre cuadrada en el centro

sus callejones de piedra dan talla

para observar la estrella desde el cielo;

y para complementar el largo viaje

visitamos a Lisboa – Portugal

donde escapamos a una playa grande

que estaba a orillas de aquella ciudad,

en Fátima después de algún milagro

sobran los feligreses que atestigüen

y allá en la catedral de sal los restos

de los niños que vieron a la virgen,

quiero pedir disculpas viejo amigo

si algunas cosas ya las he olvidado

estos gratos recuerdos siguen vivos

y son los que me llevan al pasado.