MI AMIGO EL RECUERDO
¡Ah! Compañero y amigo recuerdo
de adolescentes y agitadas horas
cuando las arpas envolvían sonoras
nuestros sentidos y nuestros anhelos,
eran las horas de volar bien lejos
en los hercúleos gigantes y fríos,
apertrechados de valor y empeño
Colombia, Quito y a México fuimos,
como la “Orquesta Juvenil” viajamos
hasta el confín de una tierra lejana
donde la nieve se guarda temprana
porque son tiempos de fresco verano,
era la Escocia del setenta y cinco
donde estuvimos casi un mes completo
y luego Londres con su viejo metro
nos dio un abrazo desde un monumento
con sus cuatro torres, un reloj y un sitio
que nos cuenta historias “ Picadilly Centro”
Te acuerdas en Venecia fascinante
del Gran Canal y la Plaza San Marco
y aquellas góndolas que eran fiel retrato
de la Comedia Divina del Dante,
de Maquiavelus su tumba resalta
entre las obras de arte veneciano
arquitecturas de piedra en el agua,
hermosas islas Butano y Murano,
allí dejamos de Tolstoy un cuento
para alejarnos hacia otros confines
pronto llegamos a tierra mas firme
y nos nutrimos de aquel “Ponte Vecchio”
si yo pudiera llevarme un pedazo
lo plasmaría como hizo Leonardo
pues en el fondo de “Gioconda” el Arno
nos luce impetuoso bañando sus brazos,
allá está el David y la “Piazza del Duomo”
con las Capillas de Uffizi y de Médici
son las reliquias que guardan la gloria
de una ciudad renaciente de historia.
A la estación de aquellos ferroviarios
fuimos en fila como en el colegio
hacia otros rumbos ya nos llevarían
en unas diez horas de viaje directo,
adiós Florencia, nos vamos a Roma
otra ciudad de la Italia del arte
para encontrarnos con el Vaticano
y la Sixtina que uso Miguel Angel,
al otro lado las ruinas de un templo
donde adoraban a dioses paganos
y el gran Coliseo que es un monumento
a los sacrificios del hombre cristiano,
se deja ver en “Fontana di Trevi”
como el ingenio se adueñó del mármol
para decirnos que el hombre es muy breve
pero que sus obras son de gran tamaño.
Nos acercamos al monte de Siena
a conocer los comienzos de Roma
vimos la estatua de aquella gran loba
amamantando a su Rómulo y Remo,
una ciudad antigua y con murallas,
inmensa torre cuadrada en el centro
sus callejones de piedra dan talla
para observar la estrella desde el cielo;
y para complementar el largo viaje
visitamos a Lisboa – Portugal
donde escapamos a una playa grande
que estaba a orillas de aquella ciudad,
en Fátima después de algún milagro
sobran los feligreses que atestigüen
y allá en la catedral de sal los restos
de los niños que vieron a la virgen,
quiero pedir disculpas viejo amigo
si algunas cosas ya las he olvidado
estos gratos recuerdos siguen vivos
y son los que me llevan al pasado.