Donaciano Bueno

A la muerte de un poeta

Gala haciendo de honor y de hidalguía

ascendió su alma libre hasta el parnaso

un día triste y gris en que el ocaso

con un requiebro cruel le bendecía.

 

Un padrenuestro y dos avemarías

y un responso formaron su breviario

en la recta final de su calvario

entre un flujo de insignes letanías.

 

No sirvieron de nada sus esfuerzos

ni cantos de sirena, ni plegarias.

Sus versos, ahora huérfanos, son parias.

 

Las ranas que escribió ya son escuerzos

que incapaces de alzar al aire el ala

quedaron bajo el yugo de la pala.

 

Sufriendo otra jugada más del cielo

ahí ya se pudrirán junto a su anhelo

para, tristes, velar su desconsuelo.

©donaciano bueno