En un desierto se ha convertido mi cama desde que no estás,
sola árida y vacía y terriblemente fría por las noches,
y se ha convertido en mi oasis los recuerdos que suelen ser mi consuelo.
Una vida vacía me ha quedado; un hueco que nadie más ha llenado,
caigo en el desespero de quien ve morir la esperanza,
con un ave a quien ha cortado sus alas.
En un desierto se ha convertido mi corazón que se siente azotado
por un inclemente sol, el ardor que produce no verte y los crueles
juegos de mi mente me hacen sufrir y así sufro, solo sin ti.
Ya no sé qué hacer para cambiar esta triste realidad,
tal vez es que aún está fresca la herida o
no tienes idea lo difícil que ha sido para mí tu partida.